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2022-09-17 08:35:11 By : Mr. Bruce Liu

El café que solemos tomar en casa es de «batalla». Muchas veces no prestamos la suficiente atención al proceso y simplemente ponemos la cafetera italiana con el café molido al fuego, sin fijarnos en todos las variables que afectarán al resultado.

El redactor de Homegrounds experto en café, Alex Mastin, nos comenta que no es necesario gastarte millonadas en equipamiento para hacer un buen café casero. Los más «expertos» cuentan con su propia máquina espresso, pero como entendemos que no es algo a lo que la mayoría de personas tienen acceso, vamos a centrarnos en como hacer un café premium en una cafetera italiana.

A continuación encontrarás las claves y los aspectos que tienes que tener en cuenta para poder hacer un café perfecto en casa.

Esta es la primera pregunta que nos debemos de formular. Siempre es mejor recurrir al café en grano, ya que si lo molemos en el acto, se conservarán todas sus propiedades aromáticas y de sabor. En adición, podrás elegir el tipo de molido y será más fácil de conservar. Claro está, necesitarás un molinillo.

No obstante, al final todo depende del tiempo. Para esos días en los que no puedes entretenerte demasiado, lo mejor es tener una bolsa de café ya molido a mano para poder ir lo más deprisa posible. Sin embargo, si estamos aquí es porque queremos hacer el mejor café casero, por lo que si tienes todo el tiempo del mundo y quieres obtener el resultado perfecto, decántate por comprar directamente los granos.

Obviamente, lo compres ya molido o sin moler, la calidad del propio café influirá en el resultado. Si eres un amante de esta bebida no tengas pudor en rascarte un poco el bolsillo y comprar uno de calidad. Tus sentidos te darán las gracias por ello, te lo aseguro.

Ahora vamos con el segundo ingrediente: el agua. Hay un montón de componentes alrededor del agua que hay que tener en cuenta, pero como tampoco vamos a ponernos con la pipeta a ver la composición exacta vamos a ir al grano.

La mejor opción es utilizar agua embotellada de mineralización débil o muy débil, ya que son las más neutras que podemos encontrar y que menos afectarán al resultado de nuestro café. Como no tienen olores ni sabores y la cantidad de sales es muy baja, este se mantendrá como elemento protagonista.

La respuesta a esta pregunta es algo compleja, pues dependiendo de donde vivas el agua y su calidad será completamente diferente. Por poner un ejemplo, no es lo mismo el agua de Madrid que la de Barcelona. La presente en las cañerías madrileñas es mucho más blanda que la que encontramos en la ciudad condal.

*Un apunte: se considera blanda el agua que tiene cantidades muy bajas de sales.

Por eso, para tener un control total, lo mejor es utilizar agua embotellada de mineralización débil o muy débil como ya señalamos arriba.

Ahora que ya tenemos claro que agua utilizar vamos a pasar a la temperatura. Lo ideal es calentar el agua a parte y verterla ya caliente en la cafetera. Te valdrá con echar un poco en un cazo y dejar que rompa a hervir. En ese momento ya podrás echarla en el depósito. Esto es recomendable porque al poner la cafetera en el fuego, la base sube mucho de temperatura, cosa que puede acabar por quemar el café antes de que el agua se llegue a calentar.

Y ahora la clave: ¿Cuánta agua necesito? Pues la medida es extremadamente sencilla, solo tendrás que llenar el depósito de la cafetera hasta justo debajo de la válvula.

Hay que llenar todo el filtro hasta que quede nivelado. Eso sí, bajo ningún concepto debemos presionar el café para que quede a la medida. Tenemos que hacer todo lo contrario: dejar caer el café poco a poco, permitiendo que la gravedad haga su trabajo. Si lo compactamos el resultado no será el óptimo.

Para nivelar el café sobrante nos bastará con utilizar un cuchillo o el mango de una cucharilla o tenedor que pasaremos sobre el filtro para eliminar la parte sobrante. Una vez tengamos lo tengamos lleno, podemos situarlo encima de la base con el agua ya caliente y cerrar la cafetera. Eso sí, con cuidado de no quemarnos.

Lo primero de todo será situar la cafetera con la tapa abierta sobre un fuego del tamaño correspondiente, jamás más grande que el diámetro de la cafetera. Con respecto a la potencia, lo óptimo es utilizar una temperatura baja o media.

Dejar la tapadera abierta es más que una manía italiana, ya que nos sirve para controlar que el café sale de la cafetera a un ritmo constante. En caso de hacerlo de golpe o con demasiada lentitud, podemos corregir la temperatura. Por eso, aquí viene la otra clave: es necesario no descuidar la cafetera en ningún momento. Tenemos que estar atentos durante todo el proceso para corregir potenciales errores.

Cuando el café ya esté saliendo de manera estable, podemos cerrar la tapa de la cafetera y apagar el fuego, pero no la retiraremos hasta que haya salido todo (lo percibiremos cuando empecemos a escuchar como burbujas).

Una vez ha finalizado el proceso toca servirse este oro marrón en una taza. Ya que te has tomado la molestia de seguir todos los pasos no seas cazurro y bébetelo al instante. El café debe tomarse recién hecho y nunca hay que recalentarlo. De esa forma convertiríamos una bebida espectacular en una mediocre.

Ponemos este paso como opcional porque más de uno nos atizaría alegando que para disfrutar íntegramente del café debemos tomarlo solo. Como sabemos que a más de uno esto le importa bastante poco, vamos a hablar también de la leche.

A todos nos encantan las virguerías y los dibujitos que se hacen en las cafeterías. Lograr este efecto es mucho más sencillo de lo que podría parecer. Nos bastará con tener un espumador de leche que utilizaremos sobre leche ya calentada en una jarra (preferiblemente metálica). Una vez tengamos la espumita, solo tendremos que inclinar la jarra y sacar fuera toda nuestra creatividad. En YouTube puedes encontrar un montón de vídeos que te enseñan paso a paso cómo hacer figuras concretas.

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