El agua de Portbou vuelve a ser potable trece días después

2022-09-17 08:36:24 By : Ms. Lina Jiang

Vecinos de Portbou, ayer por la mañana, cargando agua del camión cisterna que desde hace doce días suministra al municipio

Catalina Pallarés, una mujer de mediana edad, descansa en uno de los bancos de la Rambla Catalunya de Portbou tras rellenar dos garrafas de ocho litros cada una en el camión cisterna que desde el pasado 3 de septiembre acude a diario al municipio. “He venido cada día y, aunque el agua ahora ya sale clarita del grifo no me atrevo aún a utilizarla para cocinar” explicaba ayer por la mañana sin disimular un cierto hartazgo por la situación. Vive en un cuarto piso sin ascensor.

Como ella, son muchos los vecinos que a diario ha realizado los últimos doce días una parada obligada en uno de los tres puntos de estacionamiento del camión que, de media, ha repartido entre 1.500 y 2.000 litros de agua diarios entre los vecinos.

Las últimas muestras tomadas por la compañía Agbar ya per­mitirían –si Salut da el consentimiento– al Consistorio levantar la recomendación de no beber ni cocinar con agua del grifo. “Los parámetros de hierro y manganeso que eran los responsables del aspecto turbio ya han vuelto a sus niveles normales”, señalaba ayer por la tarde una portavoz de Agbar. 

Unas analíticas que la compañía de agua derivará a Salut, que será en último término la responsable de comunicar al Ayuntamiento de Portbou que su agua vuelve a ser bebible. Hasta que eso no ocurra el camión cisterna seguirá abasteciendo al municipio. “Aunque era turbia, nunca ha dejado de ser potable”, recalca el alcalde, Xavier Barranco.

El edil explica que un problema, primero en la tubería de captación de agua del pantano –construido a mediados de la década de 1970 y que exclusivamente abastece al municipio fronterizo– que hizo disparar los niveles de hierro y manganeso, y después otro problema en los filtros de la potabilizadora llevó al Consistorio a contratar los servicios de un camión cisterna para abastecer de agua potable a quien lo necesite.

La mayoría de los usuarios son vecinos que la utilizan básicamente para beber, cocinar, lavar frutas y verduras, para la higiene bucal o dar de beber a sus mascotas. “Al principio –a finales de agosto– salía de color marrón, y con un fuerte hedor”, explica una hotelera mientras muestra en su móvil la prueba del algodón: una foto de dos vasos con agua de ese color. Hasta nuevo aviso, utiliza agua embotellada para servir los cafés y tes que le piden los clientes.

 Hoy tendrá el hotel lleno, principalmente de turistas que acuden a Portbou para cubrir alguna de las muchas rutas senderistas de un pueblo de apenas 1.100 habitantes. También en el bar restaurante Casa David han sumado a sus gastos diarios, la compra de garrafas de ocho litros para cocinar sus menús. “No creo que nos descuenten nada en la factura del agua”, afirmaba su dueño, Moisés Rodríguez.

Una situación que ha benefi­ciado a los establecimientos que venden agua embotellada. Jana Aguirre, dependienta del supermercado A. Pous, manifestaba ayer, sin dudar, que han triplicado las ventas.

La incidencia era ayer un tema de conversación entre los que acudían con sus garrafas y botellas al camión cisterna de una empresa de Llofriu que durante cinco horas diarias suministra agua a los vecinos en distintos puntos del municipio.

 “No es agradable tener un agua de la que uno no se fía”, exponía Jordi Casadevall, un vecino de Barcelona, con familia en Portbou, que está alargando el verano en este municipio fronterizo. “Otros años ya ha ocurrido que ha salido más oscura en algún momento, pero este año la intensidad ha sido creciente; el agua de la taza del váter era marrón”, afirma este veraneante tras rellenar dos botellas de un litro y medio que utilizará solo para cocinar. Para el consumo de boca, usa agua embotellada.

Una vecina de Portbou rellena una garrafa con el agua del camión cisterna.

 “No se había dado nunca una concentración tan alta de manganeso y hierro”, explicaban ayer desde la compañía de agua. Tanto Agbar como el Ayuntamiento de Portbou apuntan a las altas temperaturas de este verano como uno de los posibles detonantes del aumento de concentración de estas dos sustancias. 

El vecino Josep Maria Loste va más allá y afirma que uno de los problemas radica en el mejorable mantenimiento del pantano, uno de los más pequeños de Catalu­nya, con una capacidad de 1 hm3. “Hay que hacer obras, pero el Consistorio no puede asumir el coste; debería gestionarlo la Agència Catalana de l’Aigua”, señala. Una demanda que el Consistorio ya ha hecho llegar al ACA.

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